Esta es la historia…
Refrán: “Antes muerta que sencilla”
Realidad: “Muerta, ANTES que sencilla”
Sucedió así.
En mi planificación estaba ir a la
terapia de color (salón de belleza) la próxima semana; pero mi hijo quiere
recortarse hoy y yo (la envidia mata) decido adelantar mi terapia. Pues bien.
Llegamos con la lluvia (si con la lluvia porque hoy estaba lloviendo).
Evento 1:
Dialogo con mi estilista lo que me quiero
hacer, dice que no me puedo tapar mis mechones rojos (o sea no me deja hacer lo
que quiero) y decidimos por el violeta (el violeta es más resistente a los
estragos del tiempo, del mar y del sol; estamos en verano).
Evento 2:
Fuá! Se va la luz (o sea la electricidad). Un salón de belleza sin
electricidad es una situación bien pero que bien difícil. Ok, vamos a aplicar
color porque yo me sé arreglar mi pelo a “blower” en la casa. Como no hay luz,
me sientan al frente de una ventana de cristal para aprovechar la claridad.
Vista: carretera, carros, una ferretería y (mal presagio) una funeraria.
Evento 3:
Suena la “chicharra” del tiempo y vamos a
lavar el pelo. OK…. Agua, agua, donde estas agua? Sas! se fue el
agua. Que qué!!! No hay agua y yo con tinte en el pelo! Las canas, las canas…….
no hay agua! Sí hay agua, hay un galón. De donde? Pues de donde va a ser, de la
nevera!!!!
Evento 4:
Lavado de cabello congelante…brrrrrrrrrr
Por casualidad has notado que cuando te
lavas la cabeza el agua, no sé por qué razón, se siente más fría que en resto
del cuerpo? Pues imagínate un lavado de cabello con agua de la nevera! Es así… el agua va cayendo en tu cabeza
y se va moviendo poco a poco desplazando el tinte hasta llegar a tu
cráneo. Ahí en tu cráneo entonces
el frío te entra al cerebro SI directamente al cerebro y sientes- percibes-padeces
como algunas de tus neuronas reaccionan y van muriendo-muriendo poco a
poco. SI, mueren congeladas y al
morir sientes que no puedes respirar, ni hablar, ni moverte y te vas en un
viaje pero sigues sintiendo el cráneo congelado; muerte neuronal!
Evento 5:
El violeta, el violeta no me lo han
puesto y ya no hay más agua de la nevera. A pues bien, hay que poner el
violeta; no se puede salir así del salón. No me puedo ir incompleta ni opacada (eso había dicho mi
estilista al no querer taparme los mechones: “no te puedo dejar ir opacada”). Y
todavía no hay luz ni agua. Agua, agua donde hay agua? Talán! La idea de mi estilista (que dice que cuando está
conmigo las ideas le salen) … del tanque de agua del INODORO! (Paréntesis
importante en este punto de la historia: del tanque de arriba del inodoro, NO
del “bowl” de abajo). Y se van estilista con vaso y galón en mano, y mi hijo
con la linterna a buscar el preciado líquido. Mientras, el otro me descarga una
buena dosis de color violeta en mi cabeza.
Evento 6:
Suena de nuevo la chicharra del tiempo. Ahora
al segundo lavado de cabello con agua “limpia del tanque de arriba del
inodoro”. Cabeza lavada, luego el recorte, bien peinadita (pelo mojado, obvio)
y walá! salgo del salón. REGIA.
Sucedió así.
Esta, aunque no lo puedan creer, es otra
historia de “mi vida real”. Así
soy, única. Que más puedo decir.
Mis amigas dirían: “me pasó algo que sólo te pasaría a ti”. Sí, porque a nadie
le pasa lo que a mi.
A pesar de todo, mis canas están ocultas,
mis mechones ahora son violeta (color bueno para el aura o buen color de aura),
nos reímos un montón y todos somos felices. Acaso la vida se trata de otra
cosa?
Vilmary Negrón
Julio-2012