My Blog List

Sunday, January 29, 2012

Tener un hijo




Tener un hijo

Soy mujer. Soy madre. ¿Qué significa esto? Son sólo dos palabras (mujer, madre) de cinco letras cada una. Sin embargo significan tanto.

Ser mujer es: ser un ser humano, ser amiga, ser ama de casa, ser profesional, ser hija, ser madre, ser amada. Esto es sencillamente ser lo máximo. Con el respeto que se merecen todas aquellas mujeres que por una u otra razón no han tenido hijos, permítanme decir que ser madre es la culminación, la realización “final” de una mujer. Final entre comillas, porque es ahí donde comienza de nuevo la vida.

Tener un ser dentro de tu cuerpo, sentir como se desarrolla, ver crecer tu barriga, “deformarte”. Sí, tu cuerpo de deforma porque hay un ser dentro de ti formándose. Todo esto es indescriptible pero es maravilloso. Sin embargo todo esto es también insignificante cuando llega el momento del nacimiento. Todo lo que sentiste durante el embarazo, todos los dolores del parto, todo absolutamente todo se desvanece, se desintegra, se vuelve nada al lado de esa criatura que salió de ti. Es en ese momento cuando en realidad lo(la) vez por primera vez, cuando lo sientes en tus brazos, cuando lo besas, cuando lo acaricias; es en ese preciso momento cuando dejas de ser tuya para ser de él(ella). Es en ese momento cuando tu vida comienza de nuevo; tantas veces como cuantos hijos tengas. Pues tener un hijo es volver a nacer, es la continuación de tu vida, es como una vez dijo una madre muy sabia… es prolongarte a través de él(ella). Sencillo, no?

Vilmary Negrón
20-octubre-1998

Thursday, January 26, 2012

Una historia de belleza, llanto y amistad


Hace algunos 4 años, un día de “ataque-crisis de pelo” decidí ir a un salón nuevo. Lleve una foto del periódico de un recorte que me había gustado. El chico la vió y empezó a trabajar con su tijera y tijera y tijera. Para que me sintiera bien, había volteado la silla para que yo viera lo que estaban pasando en el TV. Cuando terminó, me volteo y cuando me miré en el espejo: awwwwwwwwwwwwww!!!! Me pregunta: ¿te gustó?, le digo que sí, me levanto, me cobra y salgo…… 

Cuando me monto al carro me vuelvo a mirar al espejo y empecé a llorar (bua!, bua!, bua!). Llamo a mi esposo llorando (bua! bua!, bua!) y esta es la conversación:

YO: Bua!, bua!, me recortaronnnnnnnnnnnn (bua!, bua!, bua!).

ÉL: ¿Pero dónde estás, estás bien, estás guiando, que te pasa no te gustó?

YO: Siiiiiiiii, me gustó, ME ENCANTA! pero me asusté (bua! bua!, bua!)

ÉL: Ay caray, pues no sea pendeja y no llore!

YO: Es que me asusteeeee (bua! bua!, bua!).

Llego a casa de mi cuñada a buscar a mi hijo (nota: el hijo más sincero y realista que haya parido madre) con el mismo ataque de llanto y mi cunada me dice: que lindaaaaa;  y yo llora que llora y llora! (bua!, bua!, bua!).

Entonces llega mi hijo; oh el momento real había llegado! Mi hijo sale, me ve, me mira detenidamente y me dice: “mami me gusta, que linda! Ahí deje de llorar! Tan zángana!

Nota: El responsable de este llanto lo fue el mejor estilista y ahora mi amigo “Raymond Vargas” (el dice que se llama así). Esto sucedió hace 4 años; ¡hoy soy su Clienta Europea y hermosa! Claro, ya no hay fotos de periódicos, ni revistas de referencia. Llego y muy cortésmente me pregunta que te vas a hacer; si sucede que le digo algo me dice OK. Al final se hace lo que él dice. He tenido mechones o tips amarillos, crema, blancos, violetas, fuschia, rojo, al frente, atrás, en la “piña”. Eso sí, los verdes no van. JAJAJA

Vilmary Negron 
(La Europea)

Saturday, January 21, 2012

La ATH, el señor y el carro azul en una mañana de sábado

Vivo en un pueblo donde las “ATH” (máquinas para sacar dinero) no son muchas. El pueblo es pequeño y los espacios tampoco son muchos. Por esto, en mi familia usamos la “estrategia” de ir dos personas a la ATH; así no hay que estacionar el carro en los espacios inexistentes.

En esta ocasión, mi esposo conducía y yo me bajé a sacar el dinero. Lindo sábado en la mañana, gente en la plaza, isla tropical, pantalones cortos, etc. Miré y aquel señor sentado en la plaza me miró; cosa que no sucede tanto después de cierta edad (JA!). Como mi propósito de la mañana era obtener dinero en efectivo procedí a ignorar la mirada del señor (con cierto orgullo femenino, claro está) y proceder a lo que me competía en la ATH. Mientras, el esposo en el carro azul dando la vuelta a la misma plaza, para entonces recogerme. Saco en dinero, me volteo, veo el carro azul más adelante y voy y me subo al mismo; ya nos podemos ir.

Lo siguiente son “muchas” palabras pero ocurrió en muy pocos segundos, ¡tan pocos que ni siquiera pude contarlos!:
  • Cuando me subo al carro veo en el piso una cartera que no es la mía y pienso: “¿quién estuvo en mi carro? (Nota: sí, el “carro azul” era mí  carro.)
  • Cierro la puerta. ¡Obvio ya me había montado al carro!
  • Miro a mi esposo para decirle, vámonos (cosa que no es necesaria pero las esposas lo hacemos).
  • Y qué!!!!!!!!!!! NO era mi esposo, NO era mi carro, sólo era OTRO carro azul (ni siquiera la misma marca del mío)!!!!!! Era una pobre y asustada señora que ni habló.
  • ¿Qué hice? Pues que iba a hacer, GRITAR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Y claro está bajarme de ese “otro carro azul” y correr hacia el otro lado.
  • Me paré, en realidad me escondí, detrás de una guagua a esperar a mi esposo en mi carro azul.
  • Cuando mi esposo llega y me monto a “mi carro azul” me pregunta ¿que te pasa? (Parece que notó algo raro en mi cara).
  • Le digo: ¿vez ese carro azul?; su contestación: “ay, no me digas que te ibas a montar ahí? Yo: NO!!!!!!! ¿Cómo se te ocurre pensar que me iba a montar? Sucedió, que me monté, cerré la puerta y cuando te fui a hablar me di cuenta que no eras tú!
A todo esto dónde quedó el señor que me miró; pues en la plaza, sentadito, mirándolo todo, todito.

¿Y la señora del otro carro azul? Espero que esté viva. Saludos a ella desde mi blog.



Las otras víctimas del cáncer


Cáncer. Una sola palabra. Una sola enfermedad. Tantas consecuencias.


Una enfermedad la cual miramos a cierta distancia y muchas veces la vemos en otros, no en nosotros mismos. Ayer, hablaba con una amiga paciente de cáncer y me decía: “es tan difícil creer, internalizar que “soy paciente de cáncer”. De estas palabras sólo puedo pensar que son tan ciertas. Tienes que vivirlo para conocerlo.


Hasta hoy, gracias a Dios, no he tenido que conocer el cáncer en mi propio cuerpo; y espero en ese mismo Dios no tener que hacerlo. En estos momentos sólo puedo escribir del otro lado de la moneda; de las “otras víctimas del cáncer”. Las que por esa enfermedad nos hemos visto privados de las personas que más queremos. Las que hemos sufrido ver sus estragos sin poder entenderlos. Aquellas personas que el cáncer les tocó el alma sin dañarles el cuerpo.

Cáncer, enfermedad que devasta y se come los cuerpos. Tú que vas en contra de los principios más básicos, pues destruyes, divides y restas, multiplicándote. Tú, cáncer, que para poder combatirte es necesario quemar el cuerpo. Haz vencido a muchos; nos has tocado de una forma u otra a todos. Haz dejado huellas profundas en el corazón, en la mente y en el alma  de aquellos a los que no le tocas el cuerpo. Haces daño causando dolor; el dolor de ver a nuestros hijos, padres, hermanos, amigos caer bajo tu yugo. El dolor que no es físico, que tampoco se puede explicar, que también hay que vivirlo para entenderlo.


Vilmary Negrón

24-jul-2000

Thursday, January 19, 2012

Cosas entre mujeres: mi madre y yo

Un poco de historia.

Mi madre (Iris D. Rodriguez Cuevas; o sea Iris Cuevas) nació en el 1945. Se crió con su mamá (mi gran abuela, Juana Cuevas), sus hermanos y primos. En el campo. Estudió hasta cuarto año de escuela superior y de ahi se fue a trabajar en una fábrica pues ella quería ser costurera. Su mamá quería que fuera secreataria pero ella decía que lo que le gustaba era coser y así lo hizo hasta pocos meses antes de morir.

Se casó a los 19 años. Mi papá le dijo que se casaran por que recibió la carta del ejército. Así él no se tendría que ir. “Viviremos con tu mamá hasta que podamos tener nuestra casa”. Y se casó con esa ilusión. Cuando llegaron de la luna de miel, mi papá le dijo que se irían a vivir a otro lugar y ella siguiendo los pasos de su esposo y las palabras de mi abuela se fue con él.

Cuando ella tenía 21 años yo nací (Vilmary me llamaron). Parto natural, atendido por principiantes que, según me contó, si ella no grita no me dejan nacer. Dos años después, nació su segundo hijo (Gabriel de Jesúlo llamaron). Este nació enfermo y murió a los tres días. Un año más tarde murió papi en un accidente. Ella recogió sus (nuestras) cosas y le dijo a mis abuelos paternos: me voy a vivir con mami, a ayudarla como tuve que dejar de hacerlo cuando me case con su hijo. Voy a trabajar y vivir por ella y por esta mi hija. Y así lo hizo. Literalmente vivió para mi abuela y para mí. Y en esa corta vida (41 años es poco) se dedicó a vivir más que para ella, para los demás. Y entre esos estoy yo.

Aquí incluyo algunos escritos cortos de cositas que aprendí de ella. Estuvimos juntas hasta sus 45 años y mis 20 añitos, cuando el cáncer del seno nos ganó la batalla, a ambas. Pero aunque ese tiempo fue corto, ella lo supo utilizar al máximo para ensenarme a “vivir”. Siempre me decía: "tienes que aprender a hacer las cosas tu misma, yo no te voy a durar toda la vida". He aquí algunas de nuestras historias.



Mi’ja tienes que aprender a hacer las cosas tu misma. Yo no te voy a durar toda la vida”

Muchas veces escuché estas palabras de mi madre, Iris Delia Rodríguez Cuevas. Nada mas sabio y mas realista que esto. Ella murió cuando yo tenía 20 años. No me duró toda mi vida. Pero no se fue sin dejarme estas y otras palabras que han sido mi filososfía de vida durante estos años. He sacado mucho de ellas, tanto que las he utilizado para la base de lo que soy hoy. En estas páginas lo único que deseo es plasmarlas de mi corazón a un papel, para que de la misma forma que yo las he usado, todas aquellas personas que así lo deseen puedan usarlas y tanbién aprender de ellas.

No son una gran ciencia. No son filosofías profundas. Simplemente son lecciones de vida y de amor, de una  mujer que decidió vivir su vida intensamente. Una mujer que demostró que no es necesario ser grande, ni famoso, ni reconocido, para lograr dejar una huella y prolongarse. Una madre. Mi Madre.

A esto le he añadido algunas cosas que he ido aprendiendo con los años. Pues resulta que perdí la noción de donde terminan sus enseñanzas y donde comienzan las mías. Las mismas que he basado en lo que aprendi de ella. Ahora, lo estoy uniendo todo y lo estoy escribiendo. Sólo quiero compartirlo.




El bebé que murió

Este fue Gabriel de Jesús. Nació “todo arrugadito como un viejito” según me contó ella misma. De acuerdo con lo que le dijeron, desde los siete meses no había recibido alimentación adecuada. Tenía un riñón pegado al intestino. Tuvieron que operarlo y no sobrevivió. Se lo pidieron para “estudiarlo” y ella dijo que no. Muchos años más  tarde, me dijo: Si en aquel momento yo hubiese sido más madura y lo hubiese pensado mejor, lo habría dejado para que lo estudiaran. Sabrá Dios, todo lo que hubiesen podido aprender y descubrir; y quizás otros niños no hubieran muerto y otras madres no hubiesen sufrido como yo. Si algún día pasas por una situación similar. Si algún día pierdes a un hijo,  no esperes a que te lo pidan. Entrega su cuerpo para que pueda ser utilizado para el bien de los demás. No pienses en tu dolor de madre. No pienses que lo van a “cortar” o a lastimar. Piensa en lo que puedes hacer por los demás.



El doctor quiere que me reconstruya la “teta” y yo no la necesito.

Su última batalla en la vida fue contra el cáncer de seno. Esa enfermedad que la hizo partir antes de lo que hubiesemos deseado. Le extirparon un seno, sin embargo no le extirparon la alegría de vivir. Y así, sin una parte de su cuerpo sigió viviendo y riendo como siempre.

Me contó una vez que el doctor le dijo que si quería podía reconstruirse el seno. Ella le dijo no, que no lo necesitaba. Ella no iba a tener más hijos, no tenía marido que lo extrañara, no le gustaban los escotes por lo tanto, la “teta” no era necesaria. Para qué entonces someterse a otra cirugía, si lo más importante que tenía, su corazón y su yo interior estaban mejor que nunca. Claro está, siempre fue muy clara y cada vez que iba a la playa se aseguraba que las personas que estaban con ella, estuvieran bien pendientes, por si la prótesis que utilizaba se le salía del traje de baño. Siempre decía: “Si ves una “teta” flotando, no la dejes ir que es mía”.




El cuento de la telaraña
  
Me decia mi madre: los detalles en una relación son como los hilos de una telaraña. Y explicaba.

Los hilos de la telaraña son bien finos y débiles. Uno sólo no podría sostener nada. Sin embargo, la araña teje sus hilos, uno sobre otro y sobre esos otros hasta obtener la telaraña. Y esta sí que la puede sostener. Es ahí entonces donde desarrolla su vida.

Así mismo son los detalles en una relación. En cualquier relación. Uno sólo no logra nada. Sin embargo, muchos detalles, día tras día, año tras año, pueden fortalecer una base que puede sostener cualquier relación. Nunca te olvides de los detalles en tus relaciones diarias. Un beso, un abarazo, una flor de la esquina, un te quiero. Son cosas que no nos cuentan mucho y juntos pueden lograr tanto. Desarrola tu vida y tus relaciones en tu propia telaraña de detalles y logrará s manifestar tus verdaderos sentimientos, hacer feliz a los que te rodean y a ti misma.



Un saludo no se le niega a nadie, ni a un perro que vaya por la calle

Hija mía, a veces vamos por la calle y no saludamos a las personas con las que nos topamos. Eso es un gran error. No le niegues un saludo a nadie, ni siquiera a un perro. Al saludar no pierdes nada. Sólo te costará una sonrisa o par de palabras. Quizás sólo un gesto o una mirada. Puede que pases, saludes y ya todo acabe. Pero puede también que pases, saludes, más adelante tropieces y te caigas. Si no la saludas, no notará tu presencia y puede que tampoco note tu caída. Si la saludas, sabrá que existes y si tropezaras más adelante, puede que sea esa misma persona la que te ayude a levantar.



Se tu misma dondequiera que vayas, dondequiera que estes

La esencia del ser humano está en aceptarse tal cual es y sacar lo máximo de esa realidad. No somos perfectos, no tenemos el cuerpo, el color, el pelo, la cara, las piernas, la casa, el carro, el trabajo perfectos. En fin nada es como quiesiéramos que fuera. No podemos ser como el otro o la otra. Sin embargo sí podemos ser nosotros mismos. En la casa, la escula, el trabajo, las fiestas. En fin, ser el mismo ser humano con corazón y sentimientos no importa la hora ni el lugar. Así lograrás que todos los que te rodean sepan quién verdaderamente eres y te acepten tal cual eres. Así no tendrás que preocuparte por “como me presento delante de los demás”. Es cuestión de ser sincero, no con ellos sino contigo misma. Practícalo y verás que a final de cuentas, quién se aleje de tí por ello, en realidad no te quizo ni te aceptó tal cual eres. Si se alejan en ese momento no te lamentes pues eso traerá como consecuencia el que nunca te podrán herir.  Si se quedan a tu lado o cerca de tí, significa, simplemente, que te quieren.



Vé la vida por el lado amable. Todo tiene un lado positivo.

En la vida hay de todo. Hay momentos felices y momentos tristes o difíciles. Pero sabes que? Detras de cada momento difícil hay muchas cosas positivas. Por ejemplo, si pierdes algo pronto encontraras otra cosa mejor. Si estas enfermo, tienes la oportunidad de conocer otras personas que padecen tu misma enfermedad y ayudarlos a sobrellevarla. Si estas en una fila, tienes personas alrededor con quien compartir y darles un poco de tu positivismo. Si muere el ser que más quieres, tendrás un alma en el cielo que velará por tí. Y por esa alma en el cielo al menos 10 en la Tierra se acercaran a tí para decirte que están contigo y te quieren.  Y si sabes que pronto vas a morir, tienes la oportunidad de acercarte a las personas que amas y dejarles una huella más en su corazón. Así sucesivamente TODAS las cosas pueden tener un lado amable. Todo es cuestión de que te concentres en buscar y en encontrar eso que lo hará diferente.


NADIE, nasie, ni siquiera yo que soy tu madre, puede luchar por algo que tu desees, más que tu misma

No recuerdo de que hablábamos cuando me dijo estas palabras. Sólo recuerdo que me dijo bien claro que para lograr algo “YO” tengo que luchar por ello. Al decirme “ni siquiera yo que soy tu madre” me enseñaba que somos nosotros los únicos responsables y los únicos capaces de luchar por lo que queremos. No nos podemos sentar a esperar que llegue un alma buena a hacer lo que nos corresponde a nosotros. No podemos dejar nuestra vida en las manos de los demás, ya que ellos no la querrán tanto como nosotros. Si tu deseas algo, tu misma lucha por ello, tu misma alcánzalo y tu misma disfrútalo pues será sólo tuyo y entonces nadie te lo podrá arrebatar.



El cuento del marido

Si algun día estas en tu casa fregando y tu marido llega y te dice que recojas los paquetes que se van de fin de semana. No se te ocurra decirle que te espere. No se te ocurra decirle que no vas a ir por que tienes que fregar. Suelta los paños, deja los trastes, recoge tus paquetes y vete con tu marido. Si cuando regreses todo está podrido y lo tienes que botar, lo botas! Una vajilla y unas ollas las puedes conseguir en la tienda. Un marido, no!

En otras palabras, lo que me dijo fue que fomentara la unión con mi pareja. Si no decidimos compartir esas cosas con nuestras parejas, como podemos construir la base de la relación. De la misma forma que los detalles son importantes, el compartir cada día de tu vida con esa persona que escogiste, te provee para poder tener esos detalles. Lo malo siempre se comparte. Preocúpate por compartir lo bueno. Y hoy, mi matrimonio de 20 años, me dice que he seguido su consejo.



Los zapatos de $45.

Este es el cuento de un día de compras. Vimos unos zapatos rojos preciosos que me encantaron y costaban $45. En aquel entonces (1984) $45 por un par de zapatos era muchísimo y recuerdo que me dijo que lo sentía mucho pero no me los podía comprar. Salí un poco triste de la tienda, pero como ella misma me había enseñado, conforme por que no siempre se podía tener todo lo que se deseaba.

Y resulta que al otro día en la escuela, me dieron la gran noticia de que había sido la número 1 en unas pruebas a nivel de todos los estudiantes (college board). En ese momento yo era la más importante de la escuela. Y de la emoción la llamé y se lo dije. Me felicitó, me dijo lo orgullosa que se sentía de mi y de ese gran logro que era mio. Cuando llegué por la tarde a casa, me recibió con un gran abrazo y me dijo, en el cuarto tienes un regalo por haber logrado una meta más en tu vida. Y ya debes saber qué había en mi cama: los zapatos de $45!!! Los mismos que 24 horas antes no me podía comprar. Y le pregunté como hiciste para comprarlos. Y me dijo, ayer tenía dinero para comprarlos, pero no quise hacerlo para que no pensaras con con sólo pedir las cosas se logran. Hoy es diferente. Hoy has logrado subir un escalón más en tu vida. Hoy los recibes como premio por tu logro, por tu superación y por demostrar simplemente que eres mejor que ayer. Ayer sólo te los merecias, hoy te los ganaste.



Tu eres mi hija y eso es lo que importa

Sucedió que estaba pasando por un momento bien difícil en mi vida, algo que podía tener consecuencias. Uno de esos momentos en que sólo una madre te puede entender y consolar. El detalle de la situación no importa, lo que importa son las palabras que me dijo: “tu eres mi hija y yo voy a estar contigo en todo momento”. Estas palabras me las dijo en aquel momento en que más la necesitaba. En aquel preciso momento en que sentía que la había defraudado. Que no había sido la hija y la mujer que ella me había enseñado. En aquel momento en que pensaba que la perdería. Y resulta, que cuando esperaba recibir reproches de su parte, me enseñó otra gran lección. El amor de una madre va por encima de todo en el mundo. Es un amor que no puede ver la falta, sino el valor que pueda haber detrás de ella.  Y cuando tenía todo el derecho del mundo de juzgarme y preguntarme por que había fallado, simplemente me abrazó y me dijo “tú eres mi hija y eso es lo único que importa ahora”. Que manera de demostrarme su AMOR!



Lo que no logres de novia, no lo lograrás de casada

Mi mamá me decía esto cuando me hablaba de una relación hombre-mujer.

Me decía, si quieres que te respete cuando esten casados, pídele que te respete cuando sea tu novio. Si no quieres casarte con un alcohólico, exígele que controle su forma de beber para estar contigo.  Si quieres ser lo más importante para él cuando seas su esposa, empieza por ser lo más importante para él cuando seas su novia. Si quieres que sea cariñoso, sé tu cariñosa.  Si quieres que siempre te diga lo que piensa y lo que siente, dile siempre lo que piensas y lo que sientes aunque no sea de su agrado. Así fomentarás con la práctica y el ejemplo lo que deseas de tu vida. Así lograrás que en lugar de sentir que sólo te está dando lo que tu le estás pidiendo, te esté entregando lo mismo que está recibiendo.


Tu eres grande, verdad? Tu te sabes cuidar

Estas fueron las últimas palabras, una pregunta que me hizo en el hospital mirándome a los ojos. Estaba sentada y tenía que mirar hacia arriba, para poder verme. Puede que en ese momento se  haya dado cuenta de que en realidad había crecido. De que ya  no era la niña que sus ojos querían ver. De que ya era el momento de verme como una mujer, como alguien que puede cuidarse.

Mi contestación fue: “No te preocupes mami. Yo soy grande. Yo me sé cuidar como tú me enseñaste”. Y fue desde este momento que ella comenzó a partir. Fue desde este momento que empezó a despedirse. Contestada esa pregunta por quien fue su razón de vivir, podía entonces dejar este mundo en paz. Unos días mas tarde se fue.

Fue en ese momento que se dió cuenta que sus enzeñanzas habían llegado. Que no había vivido en vano. Que había logrado su propósito: Vivir la vida plenamente, para ella y para su hija. Prolongarse a través de ella. Asegurarse que según ella me las enseñó, yo, su hija también las enseñaría a mis hijos y así ella, "abuelita Iris” sería eterna.

Esta realmente fue nuestra despedida aquí en la Tierra, tres semanas antes de ella morir. Lo cual comprendí muchos, muchos años después. 

Wednesday, January 11, 2012

Cuando Dios decide llevarse la mitad de nuestra vida…

Dicen que Dios no nos envía pruebas que no podamos soportar. Que cuando Él nos presenta una situación difícil es por que nos quiere mucho y nos permite que aquí en la Tierra nos purifiquemos un poco, para que así nuestro caminar hacia El sea más directo.

Pero…. cuando esa prueba significa que la muerte de un ser querido que implica que le entregamos la mitad de lo que es nuestra vida, entonces las cosas son más difíciles y podemos llegar a pensar que Él ha sido injusto con nosotros. Sin embargo, este pensamiento a nuestro Dios no le molesta porque Él sabe que somos humanos y que como tales podemos sentirnos débiles en cualquier momento. Es en ese momento de debilidad que debemos pensar lo siguiente: Dios es perfecto y como tal las cosas que suceden en su nombre tienen también su grado de perfección. Es por eso que aunque nos pase por la mente el pensamiento de que Él ha sido injusto, es cuestión de pensar que Él también entiende nuestro dolor. Y hablando de dolor, humanamente no hay dolor que el cuerpo no pueda resistir. Y esto está demostrado en el hecho de que cuando una persona pasa por un dolor que no resiste, pierde el conocimiento. Es aquí donde queda demostrada la perfección de Dios. Todo lo que sucede en su nombre se resiste en Su Nombre. Y si Él entiende que como humanos que somos, no lo podemos resistir ni aún en Su Nombre, entonces nos provee que dejamos de sentir y a la vez dejamos de sufrir. Es por esto, que en una situación de pérdida podemos decir: “Señor, si aún estoy aquí, si aún no he perdido el conocimiento, es porque puedo soportarlo, es porque puedo seguir viviendo”.

Amig@… cuando perdemos un ser querido se necesita de mucha fe, mucho amor y mucha fortaleza. Como decimos: “esto es todo un proceso, hay quienes tienen más fortaleza y hay quienes tienen menos”. Lamentablemente, o afortunadamente, tú eres el centro y el pilar de ese proceso. Entonces, puede depender de ti cuanto pueda durar. Es en momentos como estos que debemos contar con amigos, familiares, y hasta meros conocidos que el mismo Dios nos pone en el camino para que nos ayuden en ese proceso. 

La pérdida de un ser querido, la llamo la “entrega a Dios la mitad de  nuestra vida”. Yo lo llamo de esta forma, pues cuando mi mami murió es eso lo que sentí. Ella era mi mami, mi mejor amiga, mi todo… y por ende no fue nada fácil “perderla”, o sea entregársela a Dios cuando apenas había cumplido 20 años. Digo “perderla” entre comillas, por que como le explicaba,  17 años después, a mi hijo, ellos sólo se van físicamente, pues sus enseñanzas y su amor se quedan en nuestros corazones. Internalizar esto fue algo que me tomó muchos años entender. En estas líneas, quisiera poder pasarte algo de mi proceso y mi aprendizaje para que lo uses en tu proceso y tu crecimiento y así lo puedas superar en el menor tiempo posible, si es que lo necesitas.


Como yo veo todo esto (y como lo he dialogado con algunas personas), hay varias etapas:

La primera es una “Etapa de la Conformidad”.
Estos son los primeros días. El día cero, cuando todo sucede. La noticia, las decisiones, el ser fuerte contigo mism@ para darle fortaleza a los que están a tu alrededor. Es cuando sentimos que el mundo se nos cae encima pero pedimos a Dios que nos ayude y pensamos que todo pasará y que la fortaleza será mayor que todo el dolor. Esto lo logramos con la ayuda de la gente que se nos acerca y nos da sus palabras de apoyo. Así pasan esos primeros días, esas primeras semanas. Cuando todo está fuera de su lugar, pero pensamos que  va a caer en sitio pronto.

Le sigue la etapa de “Yo puedo, yo voy a seguir adelante”.
Estos son los días en que quizás no tenemos tanta gente a nuestro lado. Ya los amigos y la familia entran en sus rutinas del día a día. Y la nuestra… nuestro día a día, ya no es lo mismo.  Y no es lo mismo por que ese ser que no tenemos a nuestro lado, esa persona que era la mitad de nuestra vida, físicamente ya no está. Sin embargo, en estos momentos tratamos de seguir adelante, de hacer cada día a la vez. Tratamos de “seguir viviendo” lo más normal posible. Y así, pueden pasar días, meses y a veces hasta años; todo depende de cada persona que lo esta viviendo. Hasta que llega, lo que llamo:

La etapa de la “realidad”.
En este momento puede que nos cansemos de “tratar” de llevar una vida “normal”. Es en este momento cuando nos damos de frente con la realidad: “esa persona ya no está y me hace una falta brutal”. Sabemos que no la tenemos físicamente y nuestro corazón se debilita y siente que no va a poder más. Nos enfrentamos quizás a Dios y hasta le podemos reclamar: Por qué te la llevaste, por que no me la dejaste más tiempo. Porqué, si todo estaba tan bien. Hasta le podemos decir que fue injusto, que no queríamos ese dolor, que no queríamos esa prueba, que no queríamos esa demostración de amor de su parte. Y es aquí donde Él nos mira como sus hijos que somos y nos deja saber, de alguna u otra forma, que nos entiende y que a pesar de esa realidad y exigencia Él aún nos sigue amando.

Luego viene: la “Aceptación”.
En estos momentos, ya el coraje y el dolor van desapareciendo. Ya no miramos las cosas con tanto sufrimiento. Ya vamos aceptando que algo sucedió, que ese algo nos cambió la vida y que esa vida va llegando a un punto de calma. Ya la normalidad es sin esa persona. En esto días, Dios nos puede enviar un sueño con la persona amada en el cual nos dice que está feliz, nos puede enviar a alguien que de una forma u otra nos sirve de mensajero de su palabra. Cualquier cosa puede suceder y después de esa cualquier cosa (que en su momento sabrás entender) entonces llega:

La Aceptación Final y la Calma.
En esta etapa, recordamos a la persona amada como alguien que pasó por nuestra vida y cumplió una misión con nosotros.  Tenemos un recuerdo excepcional de nuestro ser querido, pero ese recuerdo ya no nos duele. Al contrario, recordarlo nos fortalece y entonces usamos ese recuerdo para tomar energías para seguir adelante. Es en este momento cuando podemos pararnos frente a Dios y repetirle de todo corazón: “Gracias Señor por permitirme compartir mi vida con esa persona. Gracias por que a través de él (o ella) logré ser feliz y ser un mejor ser humano. Gracias por que las cosas que aprendí y viví con él (o ella) son las que me guían en este momento. Gracias por que cumpliste tu misión conmigo y por que yo estoy cumpliendo la mía con Dios y contigo”.

De aquí en adelante estas en paz contigo mism@, con Dios y con el recuerdo de esa “mitad de tu vida”. De este momento en adelante, tu vida vuelve a ser una sola. Cada ser humano es una mezcla de mente y espíritu y en  este momento sientes que estás completa en mente y espíritu. Y sabes qué?   En el espíritu estás más fortalecid@ que otras personas. Te tienes a ti, tienes a Dios y gracias a ese Dios, tienes dentro de ti el amor, las vivencias y las enseñanzas de un amor que nació en ti y vivirá en ti eternamente.

Amig@, te queremos mucho, mucho, muchísimo. Todos los que hemos “entregado alguna vez una mitad de nuestra vida”, en cierta medida hemos sufrido tu dolor. Sabemos que no es fácil lo que has vivido y lo que le sigue. Pero también, por experiencia, sabemos que lo vas a lograr porque eres una persona Campeona. No sólo para ti, si no también para tu familia, tus seres queridos, que van a usar de tu energía para ellos también lograrlo.

Los que ya hemos pasado por esto, sabemos que TU también vas a necesitar energía del amor de otros y que nosotros estaremos ahí para ayudarte y apoyarte, no sólo hoy, si no en todas las etapas de este proceso y todos los días. Cuando sientas deseos de meramente hablar con alguien, cuando sientas deseos de llorar, nos buscas y hablamos y lloramos contigo. Pero no te olvides, cuando sientas deseos de reír, también cuenta con nosotros.


Nota: Parte de una carta a mi madre y cartas a amigos que también en algún momento “entregaron a Dios una mitad de su vida”.

Sunday, January 8, 2012

La mamografía, cinco minutos a cambio de una vida, se hace de pie…



Muchas mujeres (incluyéndome) le tememos a la mamografía; más bien, a los resultados. Pensaba en esto hace unos días mientras me hacían la mamografía anual. Después de 14 años en esas, ya no lloro, puedo dormir esas noches entre la placa y el resultado; pero aun me tiemblan las manos cuando voy a leerlos. Los que me conocen saben que fue el cáncer del seno el que me llevo a mami (Iris Cuevas, RIP). Pocos saben que me tomo 10 años tener el valor de ir a hacerme mi primera mamografía.


Mientras me hacían la mamografía, también recordaba aquella noche que empecé a leer un artículo en Selecciones del Reader Digest titulado: “Una suerte distinta”. Se trataba de una mujer cuya madre había muerto de cáncer de seno, la hija había tenido el mismo diagnóstico y gracias a que fue “a tiempo” era una sobreviviente; o sea “la suerte distinta”. Al empezar a leer la historia y darme cuenta de que el tema era el cáncer del seno, empecé a temblar y a llorar y no pude terminar de leerla. Después del temblor y el llanto, me armé de valor (creo) y llorando otra vez fui al médico y pedí el referido. Llorando también me hicieron la primera mamografía, llorando regresé a hacerme más placas cuando me llamaron para decirme que habían visto algo raro; llorando recibí la noticia de una “masita”; llorando fui a los médicos; llorando me operaron y llorando también recibí la gran noticia de que no era cáncer! No fue hasta un año después que tuve el valor de tomar aquel libro de nuevo y terminar aquella lectura.


Después de esa primera vez, he regresado casi año tras año y sigo con “la suerte distinta”. Durante los primeros años el llanto y la ansiedad me acompañaban. Después se fue el llanto y se quedó la ansiedad. Luego desapareció la ansiedad y hoy sólo me tiemblan las manos al abrir los resultados. Hubiese querido, y aun quisiera, que la suerte de mami también hubiese sido distinta. Quizás la de ella fue como fue para que la “distinta” fuera la mía.
Amiga, amigo que me lees: una mamografía sólo toma cinco minutos y a cambio te puede dar “una vida”. A cambio tu hija/hijo te van a tener a su lado, tu amiga/esposa/madre/hija/sobrina estará ahí cuando quieras compartir con ella. No le temas a los resultados. No caigas en ese error. No necesariamente vas a tener “una suerte distinta”. Y nunca olvides: la mamografía sólo toma cinco minutos y se hace de pie.

En agradecimiento a la ciencia por sus adelantos; a Dios por permitirme esa “suerte distinta” y en memoria de mi mami (Iris Cuevas, RIP). Te amo.

Adios 2011

Se acaba el año 2011 y yo quiero llorar; mi qué cosa me ha dado el año viejo! Quiero llorar como si con llorar me pudiera sacar toda la tristeza del alma!! Quiero llorar como si al llorar pudiera regresar a mi madre conmigo y abrazarla. Quiero llorar como si mis lágrimas le regresan los años y la salud que tanto desea a mi abuela. Quiero llorar como si al llorar la gente que alguna vez me hizo daño de momento se convirtiera en buena y lo reparara. Como si mis lágrimas limpiaran todo eso que está ahí y que no sale; o que tantas vueltas me da en la cabeza. Quiero llorar y llorar para limpiar el mundo de tanta maldad y que tanta persona que me rodea no piense en hacer mal para su propio beneficio a cuenta de nuestras lágrimas o las de cualquiera. Quiero llorar como si mis lagrimas pudieran convertirse en un río de limpieza para mi, para mi familia, para mis amigos, para mis seres queridos; y qué le hace un poco más, también para el mundo!!!! Pero por más que lloro y lloro no logro nada. No logro que el mal que alguna vez hicieron desaparezca, no logro que mami baje del cielo y me abrace, no logro que mi abuela tenga salud y sea como a sus 50 años (al menos!). No, no lo logro, que jodienda!.

Sin embargo, al llorar también tengo millones de cosas que agradecer a este dichoso mundo, a esta dichosa vida. No tengo a mi madre conmigo en esta noche vieja pero me dejó su sabiduría y, creo y pienso, que soy tan buena como ella; mis hijos me lo dicen aunque no lo sepan. No le puedo devolver los años a mi abuela pero, aunque ella no lo acepte, es una viejita de 95 años saludable, alegre y sabrosa; y no sólo eso, está ahí para compartir eso conmigo. No puedo cambiar a la gente que alguna vez hizo daño, pero su comportamiento me ha hecho crecer y ser una ser humano mucho más fuerte (aunque llore!). Me han hecho comprender que la maldad si existe, que es cuestión de saberla presente y esquivarla; y que si te alcanza, porque algunas veces lo hace, es una sacudida que te permite la “dichosa vida” para despertarte cuando te descuidas y hacerte llorar para que seas más fuerte.

Y yo, usaré esas lagrimas para agradecer a Dios la vida que me ha dado; sí, la dichosa vida, que en realidad es una “vida dichosa”. Para agradecer que me diera más AMOR que maldad y por lo tanto soy más amorosa que mala. Sí, mejor que muchos de los que me hicieron llorar. A ellos me resta decirle: gracias, porque tu maldad en realidad la transformé en amor para mí misma, para mi esposo, para mis hijos, para mi familia, para mis amigos que prefirieron verme reír; todos aquellos que si quizás me vieron llorar lo hicieron para consolarme y para ayudarme a ser la mujer, esposa, madre, hija y amiga fuerte que hoy soy.

Malditas lágrimas, gracias por salir de mi alma!

Dedicado a mi esposo, que ha tenido que soportar todo el llanto. Te amo Buby Rivera-Santiago

La abuela.... otra vez!!!

“Lo que se hereda no se hurta.”

Es que mi abuela va a mi casa y..

_La dejo en la marquesina en su sillón de ruedas “dis” que para tomar el sol y se me va para detrás de la casa (en el campo, en el CAMPO, riscos!). Allá la encontré en la cuneta con el pie en el solar y me dice.. “ayudame!, no puedo salir de aquí”.

_Otra vez en la marquesina… y se monta en la hamaca sola, a sus 94 años!!!…. “Vilmaaaaa, ayúdame a subir las patas!”

_Hey!!! Dame café, la merienda…. 

_Come, se le derrama el arroz encima y me dice: “Ay Virgen, voy a tener que empezar a comer con cuchara como los viejitos (y tenia 90años!!)….

JAJAJA, con razón yo todavía no me acostumbro a que me digan “señora” después de 20años de casada…

Mi "nueva" amiga de 77 años!

Hoy (sucedió el 30-julio de un año)( camino al trabajo vi una “viejita” caminando con un bastón por la carretera. 


No pude seguir así q paré y le pregunté hacia donde iba y me dijo que al pueblo de Toa Alta a buscar una guagua para ir a Bayamón. Le ofrecí “pon” y aceptó. En el camino me contó que iba al Hosp San Pablo a ver a su hermana, que sus padres habían muerto y su esposo también, que tenia tres hijos que vivían en EU, pero q si ella necesitaba algo ellos respondían, que estuvo 6 meses sin poder caminar en NY pero q cuando sus deditos se movieron ella siguió hasta q caminó de nuevo, q ahora le dio calambre en una rodilla, pero q camina pq el doctor le dijo q debía hacerlo. 


Tenía su pelo blanco en un moño con una súper hebilla, sus pantallas doradas grandes, su cartera de piel, sus medias y sus zapatos de taco alto y todo…. tiene 77años! La dejé en la plaza frente a la guagua para Bayamón, me echó mil bendiciones (me las gané :))….. 


Si TODOS tuviéramos un poco de su energía, que maravilloso fuera este mundo! 


Dios bendiga a mi nueva “amiga” de 77 años!

Es susto de la abuela

Bueno, bueno... ya superado el susto de la abuela aquí la historia....

Al hacer gárgaras con una medicina nueva, se le fue por el galillo viejo y le dio la “tocedera del diablo” hasta ponerse violeta... después de las llamadas a emergencia, el susto y todo hay que ir al hospital… sabes para el chequeo del “doc” y tranquilidad de la familia. Y adivinen: hubo que cambiarle la bata y hasta echarle perfume.

Una vez en el hospital, ella tiene 94 años Y medio! OK? Para completar protestó cuando dijimos que pesaba 3# más de las que pesa… Que qué nos creemos? Ella no pesa tanto! Antes muerta que sencilla mi amor!!!! JAJA

Ya en casita con la tos controladad. Dios me la siga bendiciendo y protegiendo. Gracias también a ti, ángel de la guarda.


Consejos para viajes (Basados en experiencias de “mi-misma”)



1. Siempre lleva tu blower; los del hotel son muy flojos.

2. Si estas en Inglaterra, necesitas un transformador de energía PERO que sea de buena calidad. Los baratos se dañan el último día (si el último). Y si pegas tu blower directo al receptáculo se quema: el blower y TU pelo.............Para esto la única solución es spray para disimular el “quemao” y cuando llegas a PR vas del aeropuerto al beauty y que el estilista resuelva.

3. Cuando vayas a usar el blower, asegúrate de que tu esposo o compañer@ de viaje no tenga la plancha encendida. Esto causa que se caiga el breaker del cuarto y tienes que llamar al front desk para que lo conecten y vuelvas a tener electricidad en tu room.

4. En Irlanda, las llaves del hotel son tarjetas que debes colocar en una cajita al lado de la entrada del cuarto. Si no lo haces, NO vas a tener electricidad en tu cuarto. Si colocas la tarjeta donde te dijo el chico que te lleva las maletas (en ingles de Irlanda que no entendiste) NO tienes que arrastrarte por todo el cuarto buscando un receptáculo con “luz” para luego llamar al front desk y que te vuelvan a explicar lo mismo LOL!

5. Para “planchar” las arrugas de la ropa, las colocas en gancho en el baño, abres el agua caliente y las dejas ahí un rato que con el vapor se le van las arrugas. Pero dije un rato; NO 2 horas! Si haces esto, cuando abres la puerta del baño el vapor activa la alarma de incendios..........................Nota: Esta es mala cuando ocurre también en Irlanda y responsablemente llamas de nuevo al front desk para decir que es una falsa alarma.

6. Aunque te parezca cómodo, no duermas con piyama de “t-shirt-pantalones y medias”. Lleva batas de seda, en colores combinados y pantuflas de plumas. Esto te dá “caché”. Sobre todo cuando al abrir la puerta para dejar la bandeja del room service en el pasillo, como te tienes que doblar, la puerta de da una “nalgada” que te saca del cuarto y SE CIERRA!.....................................Nota: Por eso te dije! era mejor caminar por el pasillo hasta el teléfono que está frente al ascensor a llamar para que suba alguien a abrir el cuarto, con la bata de seda. Mas fino!

7. New York New Yor!!!! Que bella ciudad. Si vas a una reunión del trabajo y convences a tu esposo o compañer@ de viaje que te acompañe… cómprale el pasaje para el mismo día que tu sales PLEASE! Asi, no tienes que pagar de más en el aeropuerto y pagarle a la línea aérea lo que te economizaste de hotel…

8. Y si por casualidad vas a Atlanta! OJO…. Allá puede haber cambio de hora pero no de día! Asegúrate que compras todos los pasajes de salida para el mismo dia! Claro, que al que le toque regresar en primera clase (pq no había más na’ cuando llamaste para arreglar lo de la fecha) se lo disfruta más que tu. Sobre todo cuando a TI te toca el asiento de la ÚLTIMA fila.

9. NO, NUNCA compres zapatos nuevos para un viaje. Mejor llévate los que ya tienes “amoldados” a tus bellos pies. Sabes, es que en el hotel las curitas son maaaaaaas caras. Además, cuando regresas y tienes que quitarte los zapatos en el security point del aeropuerto…. Que mal! Todos los deditos envueltos en curitas no le va!

10. Disfruta, SIEMPRE disfruta tus viajes.

El Comienzo

Aquí estoy mis amigos y no amigos. Me gusta escribir y algunas personas me han sugerido un blog. Como le dije a una amiga: estudié química y no me hablaron de esto, pero parece no ser tan difícil. Aquí podrás leer, si quieres claro está, algunas de las cosas que escribo. Escribo para expresar lo que pienso, lo que creo, para contar mis anécdotas que en algún momento serán mis historias, para que leas o simplemente para escribir. Puede que al leerme te rías, puede que llores, puedes que pienses o simplemente que leas. A mi me gusta y como dicen que en la vida debes tener un hijo (tengo dos), sembrar un árbol (los cuales confieso no he sembrado pero si los he traído a mi casa y los han sembrado) y escribir un libro, pues aquí escribo. Bienvenido.