My Blog List

Wednesday, January 11, 2012

Cuando Dios decide llevarse la mitad de nuestra vida…

Dicen que Dios no nos envía pruebas que no podamos soportar. Que cuando Él nos presenta una situación difícil es por que nos quiere mucho y nos permite que aquí en la Tierra nos purifiquemos un poco, para que así nuestro caminar hacia El sea más directo.

Pero…. cuando esa prueba significa que la muerte de un ser querido que implica que le entregamos la mitad de lo que es nuestra vida, entonces las cosas son más difíciles y podemos llegar a pensar que Él ha sido injusto con nosotros. Sin embargo, este pensamiento a nuestro Dios no le molesta porque Él sabe que somos humanos y que como tales podemos sentirnos débiles en cualquier momento. Es en ese momento de debilidad que debemos pensar lo siguiente: Dios es perfecto y como tal las cosas que suceden en su nombre tienen también su grado de perfección. Es por eso que aunque nos pase por la mente el pensamiento de que Él ha sido injusto, es cuestión de pensar que Él también entiende nuestro dolor. Y hablando de dolor, humanamente no hay dolor que el cuerpo no pueda resistir. Y esto está demostrado en el hecho de que cuando una persona pasa por un dolor que no resiste, pierde el conocimiento. Es aquí donde queda demostrada la perfección de Dios. Todo lo que sucede en su nombre se resiste en Su Nombre. Y si Él entiende que como humanos que somos, no lo podemos resistir ni aún en Su Nombre, entonces nos provee que dejamos de sentir y a la vez dejamos de sufrir. Es por esto, que en una situación de pérdida podemos decir: “Señor, si aún estoy aquí, si aún no he perdido el conocimiento, es porque puedo soportarlo, es porque puedo seguir viviendo”.

Amig@… cuando perdemos un ser querido se necesita de mucha fe, mucho amor y mucha fortaleza. Como decimos: “esto es todo un proceso, hay quienes tienen más fortaleza y hay quienes tienen menos”. Lamentablemente, o afortunadamente, tú eres el centro y el pilar de ese proceso. Entonces, puede depender de ti cuanto pueda durar. Es en momentos como estos que debemos contar con amigos, familiares, y hasta meros conocidos que el mismo Dios nos pone en el camino para que nos ayuden en ese proceso. 

La pérdida de un ser querido, la llamo la “entrega a Dios la mitad de  nuestra vida”. Yo lo llamo de esta forma, pues cuando mi mami murió es eso lo que sentí. Ella era mi mami, mi mejor amiga, mi todo… y por ende no fue nada fácil “perderla”, o sea entregársela a Dios cuando apenas había cumplido 20 años. Digo “perderla” entre comillas, por que como le explicaba,  17 años después, a mi hijo, ellos sólo se van físicamente, pues sus enseñanzas y su amor se quedan en nuestros corazones. Internalizar esto fue algo que me tomó muchos años entender. En estas líneas, quisiera poder pasarte algo de mi proceso y mi aprendizaje para que lo uses en tu proceso y tu crecimiento y así lo puedas superar en el menor tiempo posible, si es que lo necesitas.


Como yo veo todo esto (y como lo he dialogado con algunas personas), hay varias etapas:

La primera es una “Etapa de la Conformidad”.
Estos son los primeros días. El día cero, cuando todo sucede. La noticia, las decisiones, el ser fuerte contigo mism@ para darle fortaleza a los que están a tu alrededor. Es cuando sentimos que el mundo se nos cae encima pero pedimos a Dios que nos ayude y pensamos que todo pasará y que la fortaleza será mayor que todo el dolor. Esto lo logramos con la ayuda de la gente que se nos acerca y nos da sus palabras de apoyo. Así pasan esos primeros días, esas primeras semanas. Cuando todo está fuera de su lugar, pero pensamos que  va a caer en sitio pronto.

Le sigue la etapa de “Yo puedo, yo voy a seguir adelante”.
Estos son los días en que quizás no tenemos tanta gente a nuestro lado. Ya los amigos y la familia entran en sus rutinas del día a día. Y la nuestra… nuestro día a día, ya no es lo mismo.  Y no es lo mismo por que ese ser que no tenemos a nuestro lado, esa persona que era la mitad de nuestra vida, físicamente ya no está. Sin embargo, en estos momentos tratamos de seguir adelante, de hacer cada día a la vez. Tratamos de “seguir viviendo” lo más normal posible. Y así, pueden pasar días, meses y a veces hasta años; todo depende de cada persona que lo esta viviendo. Hasta que llega, lo que llamo:

La etapa de la “realidad”.
En este momento puede que nos cansemos de “tratar” de llevar una vida “normal”. Es en este momento cuando nos damos de frente con la realidad: “esa persona ya no está y me hace una falta brutal”. Sabemos que no la tenemos físicamente y nuestro corazón se debilita y siente que no va a poder más. Nos enfrentamos quizás a Dios y hasta le podemos reclamar: Por qué te la llevaste, por que no me la dejaste más tiempo. Porqué, si todo estaba tan bien. Hasta le podemos decir que fue injusto, que no queríamos ese dolor, que no queríamos esa prueba, que no queríamos esa demostración de amor de su parte. Y es aquí donde Él nos mira como sus hijos que somos y nos deja saber, de alguna u otra forma, que nos entiende y que a pesar de esa realidad y exigencia Él aún nos sigue amando.

Luego viene: la “Aceptación”.
En estos momentos, ya el coraje y el dolor van desapareciendo. Ya no miramos las cosas con tanto sufrimiento. Ya vamos aceptando que algo sucedió, que ese algo nos cambió la vida y que esa vida va llegando a un punto de calma. Ya la normalidad es sin esa persona. En esto días, Dios nos puede enviar un sueño con la persona amada en el cual nos dice que está feliz, nos puede enviar a alguien que de una forma u otra nos sirve de mensajero de su palabra. Cualquier cosa puede suceder y después de esa cualquier cosa (que en su momento sabrás entender) entonces llega:

La Aceptación Final y la Calma.
En esta etapa, recordamos a la persona amada como alguien que pasó por nuestra vida y cumplió una misión con nosotros.  Tenemos un recuerdo excepcional de nuestro ser querido, pero ese recuerdo ya no nos duele. Al contrario, recordarlo nos fortalece y entonces usamos ese recuerdo para tomar energías para seguir adelante. Es en este momento cuando podemos pararnos frente a Dios y repetirle de todo corazón: “Gracias Señor por permitirme compartir mi vida con esa persona. Gracias por que a través de él (o ella) logré ser feliz y ser un mejor ser humano. Gracias por que las cosas que aprendí y viví con él (o ella) son las que me guían en este momento. Gracias por que cumpliste tu misión conmigo y por que yo estoy cumpliendo la mía con Dios y contigo”.

De aquí en adelante estas en paz contigo mism@, con Dios y con el recuerdo de esa “mitad de tu vida”. De este momento en adelante, tu vida vuelve a ser una sola. Cada ser humano es una mezcla de mente y espíritu y en  este momento sientes que estás completa en mente y espíritu. Y sabes qué?   En el espíritu estás más fortalecid@ que otras personas. Te tienes a ti, tienes a Dios y gracias a ese Dios, tienes dentro de ti el amor, las vivencias y las enseñanzas de un amor que nació en ti y vivirá en ti eternamente.

Amig@, te queremos mucho, mucho, muchísimo. Todos los que hemos “entregado alguna vez una mitad de nuestra vida”, en cierta medida hemos sufrido tu dolor. Sabemos que no es fácil lo que has vivido y lo que le sigue. Pero también, por experiencia, sabemos que lo vas a lograr porque eres una persona Campeona. No sólo para ti, si no también para tu familia, tus seres queridos, que van a usar de tu energía para ellos también lograrlo.

Los que ya hemos pasado por esto, sabemos que TU también vas a necesitar energía del amor de otros y que nosotros estaremos ahí para ayudarte y apoyarte, no sólo hoy, si no en todas las etapas de este proceso y todos los días. Cuando sientas deseos de meramente hablar con alguien, cuando sientas deseos de llorar, nos buscas y hablamos y lloramos contigo. Pero no te olvides, cuando sientas deseos de reír, también cuenta con nosotros.


Nota: Parte de una carta a mi madre y cartas a amigos que también en algún momento “entregaron a Dios una mitad de su vida”.

2 comments:

  1. Gracias por tus palabras. Ayer perdì a mi amada madre. Un abrazo, bendiciones.

    ReplyDelete
  2. Yo perdí a mi amada y querida madre, no se como continuar sin ella, fue una luz en mi vida, tus palabras me produjeron un poco de consuelo Gracias.!

    ReplyDelete