Se me rompieron mis sandalias justo al bajarme del carro llegando a un “mall”.
Sólo di un paso, atrás quedo el taco y yo con un pie al frente. ¡Qué situación!
Si seguía caminando así, era coja; si me iba no podía hacer mis compras, traté
de romper el otro para seguir adelante y no pude. Y ahora, ¿quién podrá ayudarme?
¡Mi familia por supuesto! Todo se resuelve, imaginación al instante. Me quede
en el carro y mi esposo y mi hijo fueron a una tienda (ya estaba en el “mall”)
y me compraron otras. Después, risas y risas; se hizo la compra; se regreso a
la casa; y la vida continúa.
Que ironías tiene la vida, hoy fueron mis zapatos pero cuantas veces se nos
rompe algo (quizás pensamos que la vida) y algunos no logran sustituir lo roto
por lo nuevo o por lo reparado. En otros casos esos “zapatos rotos”… ¿qué son? Pueden ser una amistad, puede ser un trabajo,
puede ser un ser querido que se nos fue, puede ser que ya no creo más en eso
que creí importante, puede ser tu corazón, pueden ser tantas cosas.
Lo que es importante no es lo que se rompe, lo que es importante es lo que
haces después. El próximo paso. Si al romperse mis sandalias tenía un pie al
frente, ¿por qué no usar ese mismo pie para impulsarme y continuar? En este
caso todo se resolvió con unas sandalias nuevas; en los otros casos puede tomar
un poco más de tiempo pero se logra. Todo es cuestión de tener la voluntad; usa
la tuya y si no la tienes la de tu familia, la de tus amigos, la del
profesional, la de Dios, la de Buda, la de Shamballa, la de Alá, la que sea
pero sigue adelante. Si en esta vida, todos tuviéramos la actitud de mejorar y
de dejar atrás “el zapato roto” la felicidad seria de muchos más.
No permitas que el “zapato roto” te rompa la vida. Todo se resuelve, imaginación
al instante.
Vilmary
18-agosto-2012
Nota: Las nuevas
sandalias no eran tan lindas….. jajaja!