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Saturday, January 21, 2012

La ATH, el señor y el carro azul en una mañana de sábado

Vivo en un pueblo donde las “ATH” (máquinas para sacar dinero) no son muchas. El pueblo es pequeño y los espacios tampoco son muchos. Por esto, en mi familia usamos la “estrategia” de ir dos personas a la ATH; así no hay que estacionar el carro en los espacios inexistentes.

En esta ocasión, mi esposo conducía y yo me bajé a sacar el dinero. Lindo sábado en la mañana, gente en la plaza, isla tropical, pantalones cortos, etc. Miré y aquel señor sentado en la plaza me miró; cosa que no sucede tanto después de cierta edad (JA!). Como mi propósito de la mañana era obtener dinero en efectivo procedí a ignorar la mirada del señor (con cierto orgullo femenino, claro está) y proceder a lo que me competía en la ATH. Mientras, el esposo en el carro azul dando la vuelta a la misma plaza, para entonces recogerme. Saco en dinero, me volteo, veo el carro azul más adelante y voy y me subo al mismo; ya nos podemos ir.

Lo siguiente son “muchas” palabras pero ocurrió en muy pocos segundos, ¡tan pocos que ni siquiera pude contarlos!:
  • Cuando me subo al carro veo en el piso una cartera que no es la mía y pienso: “¿quién estuvo en mi carro? (Nota: sí, el “carro azul” era mí  carro.)
  • Cierro la puerta. ¡Obvio ya me había montado al carro!
  • Miro a mi esposo para decirle, vámonos (cosa que no es necesaria pero las esposas lo hacemos).
  • Y qué!!!!!!!!!!! NO era mi esposo, NO era mi carro, sólo era OTRO carro azul (ni siquiera la misma marca del mío)!!!!!! Era una pobre y asustada señora que ni habló.
  • ¿Qué hice? Pues que iba a hacer, GRITAR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Y claro está bajarme de ese “otro carro azul” y correr hacia el otro lado.
  • Me paré, en realidad me escondí, detrás de una guagua a esperar a mi esposo en mi carro azul.
  • Cuando mi esposo llega y me monto a “mi carro azul” me pregunta ¿que te pasa? (Parece que notó algo raro en mi cara).
  • Le digo: ¿vez ese carro azul?; su contestación: “ay, no me digas que te ibas a montar ahí? Yo: NO!!!!!!! ¿Cómo se te ocurre pensar que me iba a montar? Sucedió, que me monté, cerré la puerta y cuando te fui a hablar me di cuenta que no eras tú!
A todo esto dónde quedó el señor que me miró; pues en la plaza, sentadito, mirándolo todo, todito.

¿Y la señora del otro carro azul? Espero que esté viva. Saludos a ella desde mi blog.



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